En una parcela de topografía compleja nos piden hacer dos viviendas y buscar una solución con un gasto controlado. Por eso planteamos los edificios con el mínimo movimiento de tierras, pero sin renunciar a la buena orientación y a las vistas.

Una de las viviendas la planteamos como un gran mirador hacia el macizo de Les Gavarres. Como si de una caja apoyada en el territorio se tratara, la vivienda se plantea como un gran espacio de cocina y sala de estar centrales. El gran porche inclinado permite una gran captación solar durante los meses de invierno al tiempo que protege del calor en verano.

La otra vivienda, con un programa más convencional, la solucionamos con un gran patio central que distribuye los espacios diurnos de los nocturnos y que llena de luz y vegetación la zona menos soleada. Las habitaciones de los niños comparten el pasillo, la zona de vestuario y el estudio.

La materialidad es el rasgo más diferencial de la propuesta. La madera carbonizada como único revestimiento de fachadas ventiladas proporciona carácter, eficiencia y ecología.

Arquitecto: Ricard Turon

Arquitecta técnica: Sílvia Planella

Fotografía: Marc Torra - Fragments