Una casa en planta baja para una particular cliente que nos pidió una casa moderna y muy austera.

Los niños del pueblo le llaman "la casa blanca" ya que, desde la calle, todo es blanco: paredes, ventanas, persianas. Pero cuando te acercas a la puerta algunos detalles sutiles le dan calor. La puerta de entrada y el balcón de la terraza son de madera natural y cuando la luz del sol atraviesa las persianas, tiñe de confort todo el interior.

Construido con entramado ligero de madera y equipada con climatización radiante-refrescante conseguimos un consumo inferior a los 15 Kw/m² y año.

En el exterior, también austero, hemos hecho un pavimento de hormigón teñido del color de la tierra y en el fondo de la parcela hemos mantenido y respetado una gran higuera que, en verano, es una delicia, no sólo para los sus frutos sino por el mapa de sombras y texturas que proyecta en la casa.